Gracias a un núcleo antiguo de origen gótico, Pals ha recuperado todo el esplendor y el encanto medieval después de una cuidada restauración.

Pocas poblaciones como Pals concentran tantos atractivos. Uno de ellos es la fortificación de su casco antiguo, muy bien conservado, y, otro, su envidiable ubicación en la cumbre de un monte poco elevado con muy buenas vistas sobre el mar, las vecinas islas Medes y la llanura ampurdanesa, hoy un humedal destinado al cultivo de arroz de alta calidad.Pero Pals es mucho más que arcos y callejuelas de piedra medievales. Encontrarás también un interesante conjunto de masías dispersas, algunas de ellas fortificadas. Pasea a través de la llanura y los arrozales en bicicleta, sube a la torre de las horas para tener unas vistas panorámicas del pueblo y sus alrededores y llega hasta el mar por el antiguo camino de la playa, bordeado de dunas y de pinos blancos.